Muchos de los trastornos psicológicos en los adultos, se podrían haber evitado si se hubiesen detectado durante la niñez y haber llevado a cabo las terapias y tratamientos adecuados.
Los padres y profesores son los que pueden detectar los trastornos, anomalías, o problemas, pero no todos son capaces de darse cuenta que un tipo de conducta no es normal.
Por eso, es fundamental que ante la más mínima sospecha de un síntoma en la etapa infantil, los padres acudan a consulta para evaluar al niño; y hacer un diagnóstico preciso con el indicado programa de intervención.
Algunos trastorno en los niños que son imperceptibles, por ejemplo conductas de desobediencia, que perturban el aula; los niños que se aíslan y que no participan de los juegos; los que padecen miedo o tienen algunos rasgos de conductas de repetición, como el orden exagerado, el aseo extremo; los que son extremadamente inquietos; los que fracasan en los estudios sin tener aparentemente problemas de capacidad intelectual y no dejan de esforzarse.
A veces este tipo de problemas son pasajeros e incluso son parte de la formación de la personalidad y del carácter del niño. Pero en otras ocasiones, si no se superan, ni con la ayuda de los padres o de los profesores, es recomendable venir a consulta.
Muchos niños tienen comportamientos muy avanzados para su edad cronológica que hacen sospechar que el pequeño es superdotado. En estos casos, la pregunta es cuál es la edad apropiada para someter al niño a los test de evaluación. Algunos centros escolares recomiendan hacerlo a los 6 años, otros a los 8, incluso algunos hablan de los 12 años. La respuesta es cuanto antes mejor, pero es muy importante tener en cuenta algunas consideraciones.
La detección temprana del talento y la capacidad del menor es fundamental para comenzar un programa de intervención adecuado acorde a sus necesidades educativas.
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La detección precoz de cualquier dificultad de aprendizaje ya sea en el área del lengua o psicomotricidad, será mas fácil de abordar para planificar un programa de intervención psicológica que pueda evitar mayores consecuencias futuras en el desarrollo del niño.
Los niños también pueden padecer ansiedad, estrés, depresión, tristeza, ira, miedo, celos. Esto a su vez se refleja en comportamientos no deseados, como agresividad, conducta reservada, problemas de lenguaje y del habla, bajo rendimiento escolar, problemas de aprendizaje en general.
La terapia infantil que suele utilizarse es a través del juego y dibujos principalmente; dado que los niños suelen ser más simbólicos que verbales.